Lär Er spanska (1950)

Gorosch, M. (1958). Lär Er spanska. Stockholm: Almqvist & Wiksell.

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Lär Er spanska [Aprenda usted español] es un libro escrito por Max Gorosch. Se trata de un libro de texto destinado a un público adulto y pensado para aprender español de forma autodidacta. La única imagen es la escena rural que aparece en la cubierta. El libro está compuesto por una pequeña sección sobre pronunciación, seguida de un apartado con 33 textos en español. A continuación se presentan comentarios y explicaciones breves, seguidos de las traducciones al sueco de los textos en español, después se incluye un glosario, y por último, ejercicios de traducción.

En la cubierta del libro aparece un dibujo esquemático de un pueblo de casas blancas en que aparecen las siluetas de dos personajes: un cura con sotana y sombrero de teja sentado en un poyo, y un hombre que lleva a un burro con alforjas al que agarra por la brida (ver Anexo B). Se trata de una imagen estereotipada de la España rural. En los textos del libro aparecen algunos personajes españoles inventados, y de nuevo son tipos cómicos y estereotipados. Al igual que en Vi lär oss spanska, aparece la pareja formada por el marido adinerado y la esposa caprichosa, fuente de conflictos. Del marido, don Toribio, se dice que es un comerciante a quien le gusta ir al café y beber vermut, y de su esposa se dice que le gustan las pieles, los sombreros y los perfumes. En algunas ocasiones aparecen generalizaciones relacionadas con el género, como se observa en el siguiente fragmento, que proporciona una imagen de la moral de la época, con la supeditación de la mujer al hombre en el ámbito afectivo y sexual:

Esp. ⎯ No comprendo nada. ¿Ya no es usted novio de Blanquita? ¿Qué ha pasado? ¿Alguna aventura?
Cen. ⎯ Sí, doña Esperanza, pero estoy arrepentido. Todos tenemos momentos de debilidad. Pero yo prometo que esa aventura no ha sido ninguna cosa seria. Un capricho sin importancia, nada más.
Esp. ⎯ Y si mi hija tiene alguna vez el mismo capricho, ¿qué dice usted entonces?
Cen. ⎯ Nadie perdona la infidelidad de una mujer. Pero el hombre es otra cosa. Lo importante para un hombre es estar enamorado. Alguien, creo que el filósofo Platón, ha dicho: Lo importante es el amor.
Esp. ⎯ Es usted un egoísta, Cenobio. Todos los hombres son egoístas.
Cen. ⎯ Las mujeres que no comprenden nada y que no perdonan nada son también egoístas. ¡Cada día lo mismo! Todo el día lo mismo! Ningún cambio. No es posible vivir siempre de lo mismo. Esp. ⎯ ¡Dios mío, cómo son los hombres! ¡Cínicos, infieles, egoístas, mentirosos…! Cen. ⎯ Y las mujeres son celosas, exigentes, chismosas… (p. 19)

En otro caso, una joven explica que no quiere novios, pues sus ideales son distintos a los de sus hermanas: “Estoy segura de que sus novios son tiranos, y que mis hermanas no tienen libertad. El matrimonio no es una cosa buena para la mujer” (p. 112). En otro relato, protagonizado por un empresario sueco que viaja a España con su secretaria, se habla de costumbres españolas. La secretaria dice: “Se dice que en España no es necesario conocerse o presentarse para poder conversar. Si no nos conformamos con esta costumbre, nos aburriremos mucho” (p. 22). Otro ejemplo es: “es costumbre en España que si se desea comer o beber algo en compañía, siempre se debe ofrecer a los otros primero, y en general no se acepta” (p. 22). El estereotipo del español que llega tarde aparece cuando un personaje advierte a otro: “Coma usted tranquilamente y tome su café, y no se irrite si vengo con unos minutos de retraso” (p. 26).

En Lär Er spanska (1958) aparece un viaje los protagonistas viajan a Mallorca. Los viajeros llegan a España por Portbou, desde Francia, y van a Barcelona. Allí visitan los lugares más turísticos, entre ellos las Ramblas, el barrio gótico, la catedral, el parque de la Ciudadela y el parque de Monjuich. También hacen una excursión a Montserrat, lugar del que dice el protagonista: “No mintieron los que me aseguraron que éste es uno de los paisajes más emocionantes del mundo” (p. 30). Su secretaria se queja del calor que hace en Barcelona: “¡Qué calor hace! ¡Me muero por un helado!” (p. 28). El señor Larson se sienta en la terraza de un café a tomarse un vermut con aceitunas rellenas, y en poco tiempo se le acercan un mendigo, un vendedor de corbatas, un limpiabotas y un vendedor de lotería (p. 29).
De nuevo aparece Sevilla, que es descrita como “la ciudad de la manzanilla y de las mujeres bonitas”. Un amigo del protagonista le recomienda viajar a esa ciudad, y le explica: “No creo que usted pueda ver en España nada tan hermoso como las fiestas de Semana Santa y las ferias que precisamente se van a celebrar allí dentro de unos días” (p. 30). En Sevilla, el protagonista y su amigo visitan la catedral y el Alcázar, van a los toros, beben vino manzanilla, escuchan cante jondo y ven las procesiones de Viernes Santo. El protagonista se lamenta por no poder permanecer más tiempo en la ciudad y comenta: “Las sevillanas son hermosísimas” (p. 31). En los libros comentados anteriormente no se mencionan en ningún momento las islas Baleares o las Canarias. Sin embargo, en Lär Er spanska el protagonista viaja a Mallorca, ya que un amigo le dice: “¡Cuando usted regrese de Sevilla, tiene usted que ir a Mallorca! Usted tiene que hacerlo para que su visita a España sea completa” (p. 116). En la isla, además de ver las curiosidades, el protagonista y su amigo se bañan en la bahía de Alcudia. De la estancia allí se dice: “Pasamos los días visitando las curiosidades, descansando y bañándonos” (p. 116).

De la gastronomía española se nombran la paella valenciana, los callos, el bacalao a la vizcaína, los caracoles y la olla podrida (p. 24). En Barcelona los protagonistas comen a las tres y cenan a las diez (p. 29). De nuevo, el protagonista del relato acude a presenciar una corrida de toros, y así se describe su impresión: “En verdad, es hermoso. El sol que brilla, la música que toca pasodobles, el público que grita, los colores vivos de los trajes de luces y el cielo azul animan al señor Larson. ¡Es cruel, pero es hermoso!” (p. 27). De nuevo se trata de una imagen positiva de las corridas de toros. El fenómeno del turismo se manifiesta en la figura de dos turistas suecos que viajan a España. En las tiendas de recuerdos turísticos, estos turistas quieren comprar “cosas típicas, como por ejemplo cerámica, cuero repujado, encajes, manteles…” (p. 33).

Madrid y Barcelona son normalmente las ciudades que más aparecen en los libros de texto analizados, con la excepción de Lär Er spanska, de 1958, en que Madrid ni siquiera se menciona. Ambas ciudades se presentan como ciudades modernas y aparecen a menudo como contextos no marcados de actividades cotidianas, mientras que del resto de ciudades españolas se resalta generalmente lo histórico, lo monumental o lo pintoresco. Un caso especial es el de Sevilla, Córdoba y Granada que tienen una importante presencia en los primeros libros como ciudades de interés turístico por su oferta cultural y sus cualidades exóticas y pintorescas, pero que, sin embargo, han perdido relevancia a medida que los libros de texto han pasado a centrarse en situaciones de la vida cotidiana de los españoles.